Quedaros con el nombre de esta empresa, Néboda Farms, y no la perdáis de vista 😉. Es una empresa con un proyecto apasionante que nos fascinó desde el principio, y desde el inicio de nuestra andadura han puesto a nuestra disposición su colaboración y su conocimiento (lo cual no es poco).
Unas de las personas que se encuentras detrás de Néboda Farms es Samuel López Novoa, un joven talento que es responsable de I+D en Néboda Farms.
¿Queréis saber más? Pues continuad leyendo porque sabemos que os va a fascinar tanto como a nosotras.
Néboda Farms es una de las empresas líderes en el sector de la agricultura vertical. Samuel López Novoa es Biólogo con máster en biotecnología y especialización en el ámbito agroalimentario, a pesar de tener solo 26 años cuenta ya con 4 años de experiencia liderando la pata científica de Néboda. Además de ello, está realizando un doctorado industrial en el grupo AgroBiotech For Health de la Universidad de Vigo, donde lleva a cabo múltiples ensayos de optimización de cultivos y sus condiciones. Para ello emplea sistemas comerciales y réplicas del prototipo de Néboda, de manera que se puedan transferir directamente los resultados a la industria y, a su vez, contrastar el rendimiento de los sistemas existentes en el mercado frente al desarrollo de tecnología propia de Néboda. Entre los ensayos realizados destacamos uno acerca del empleo de bioestimulantes en hidroponía, donde el abono de Verme Ditoso ha conseguido unos resultados prometedores en comparación con los demás bioestimulantes testados, que serán publicados en los próximos meses.
¿Podrías explicarnos brevemente en qué consisten los cultivos hidropónicos y cómo se diferencian de los métodos tradicionales de cultivo de plantas en suelo?
Los cultivos hidropónicos son una modalidad de cultivo de plantas en la cual se emplean soluciones acuosas en lugar del suelo tradicional. La gran diferencia es que, mientras que en los métodos tradicionales las plantas toman agua y nutrientes del suelo que ejerce también como soporte, en este caso el agua que alimenta las plantas va cargada con la concentración exacta de los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo, recibiendo el nombre de solución nutritiva. Como soporte, en lugar de tierra, se emplea un sustrato inerte (lana de roca, fibra de coco, etc.), que no aporta nutrientes, pero que retiene humedad y a su vez es capaz de aportar la estructura necesaria para el desarrollo de la planta.
¿Cuáles son los avances más emocionantes en hidroponía que se han logrado en los últimos años y cómo han contribuido a mejorar la eficiencia y la sostenibilidad del cultivo de plantas?
Sin lugar a dudas, tanto la hidroponía en general como la agricultura vertical en particular, se han visto muy beneficiadas por el desarrollo tecnológico. En lo referente a agricultura vertical, no podemos entender una producción eficiente y sostenible sin la existencia de iluminación LED. Anteriormente, se empleaban luces HPS (Alta Presión de Sodio), cuyo consumo energético y emisión de calor eran muy superiores a la tecnología LED de la que disponemos en la actualidad. Si tenemos en cuenta que los mayores costes en la industria del vertical farming (agricultura vertical) provienen del consumo energético en iluminación y ventilación, es imprescindible contar con unas luminarias de alta eficiencia como son las LED y que, además, eleven la temperatura lo mínimo posible para reducir la necesidad de extracción de aire caliente e inyección de aire frío de manera frecuente.
A mayores, los avances en sensórica han permitido tener un control exhaustivo, en tiempo real y de manera trazable, de la práctica totalidad de las condiciones a las que están sometidas las plantas. Y no solo eso, sino que también es posible medir los parámetros fisiológicos de la planta.
El mayor desafío al que se enfrenta el Vertical Farming a día de hoy es, conseguir la rentabilidad. Es un sector muy atractivo de cara a inversores debido a la alternativa que supone al cultivo tradicional, especialmente cuando nos referimos al uso eficiente de fertilizantes y agua junto con la enorme productividad por metro cuadrado que atesora.
¿En qué afectan estos avances a la investigación y mejora de los cultivos?
Con todos estos avances a los investigadores se nos permite cerrar el círculo e identificar cómo las condiciones de cultivo y la manera en la que se actúa sobre ellas puede influenciar positiva o negativamente en el desarrollo de los vegetales. Así, se abre un abanico infinito de posibilidades para que podamos definir con exactitud las condiciones ideales para el desarrollo de una determinada variedad incluso a diferentes fases de su desarrollo, siempre teniendo en cuenta que todos los factores interaccionan entre sí y se debe estudiar en detalle esa interacción para conseguir los mejores resultados. De nada vale optimizar al máximo un parámetro si este va a interferir en el correcto ajuste de todos los demás. En definitiva, para tener éxito en la determinación de las condiciones idóneas para una variedad, se debe estudiar el ambiente en su conjunto.
¿Cuáles son los beneficios de utilizar sistemas de vertical farming en términos de ahorro de espacio, consumo de recursos y facilidad de manejo en comparación con otros métodos de cultivo?
Con respecto al ahorro de espacio, las ventajas frente a la agricultura tradicional son más que claras. En vertical farming, al contrario que en campo, los cultivos se desarrollan en sistemas verticales, habitualmente en bandejas situadas a diferentes alturas como sucede en los almacenes logísticos. De este modo, la superficie de cultivo será la superficie de suelo empleado multiplicada por el número de alturas de las que disponga el sistema. Así, si tuviésemos, por ejemplo, 7 alturas en nuestro sistema, dispondríamos de un espacio de cultivo 7 veces mayor que en un sistema tradicional. Además, hay que destacar que en los sistemas de vertical farming las densidades de cultivo son mucho mayores que en campo, desequilibrando más si cabe la balanza del ahorro de espacio hacia el lado del vertical farming.
Por el contrario, el consumo de recursos energéticos es muy elevado debido a la tecnificación (ventilación, iluminación, sensores, etc.) de este tipo de sistemas con respecto al campo, donde el consumo de energía es relativamente bajo. En cambio, en lo referente a insumos agrícolas el consumo es mínimo. En la agricultura vertical la solución se recircula constantemente, por lo que tanto sus fertilizantes como su agua son reutilizados durante semanas sin necesidad de realizar grandes aportes. De hecho, el control sobre el sistema implica que no se apliquen cantidades de agua ni nutrientes en exceso, lo cual supone un ahorro de estos insumos de más de un 90 %. Además, al tratarse de sistemas cerrados al exterior, lo más habitual es prescindir de pesticidas y herbicidas al sufrir pocas o ninguna plaga.
Si nos centramos en el manejo, hay que destacar dos posturas contrapuestas. Por un lado, se requiere un conocimiento científico-técnico relativamente avanzado para comprender cómo funciona el sistema de cultivo y toda la tecnificación que se asocia al mismo. Dejando lo relativo a conocimientos a un lado, se trata de sistemas muy sencillos de manejar, carentes de maquinaria pesada, exentos de las inclemencias climáticas y ausentes de temporalidad. Todo ello conlleva que estos sistemas sean muy cómodos de manejar y supongan un ambiente de trabajo estable, seguro y confortable.
¿Cómo se optimiza el diseño de los sistemas de vertical farming para asegurar una distribución uniforme de la solución nutritiva?
A pesar de que esta distribución dependerá en gran medida del tipo de riego que se emplee, como regla general, las unidades de cultivo deben estar perfectamente niveladas para que la capa de solución que alimenta las plantas presente la misma profundidad en todos sus puntos, de manera que cada una de las plantas disponga del mismo volumen de agua rodeando su raíz. Además, en aquellos sistemas en los que se emplea una bomba, esta debe tener la potencia suficiente para enviar la solución con el caudal y la presión necesarios. Con estas dos premisas en mente, solo queda diseñar un sistema que incluya herramientas que ayuden al mantenimiento predictivo como puede ser un sensor de nivel, de manera que cuando exista una anomalía en la entrada o salida de solución en alguna de las unidades de cultivo, este sensor marcará valores anómalos que pueden ser indicativos de dichos problemas.
¿Cuáles son los desafíos asociados con el uso de sistemas de Vertical Farming y cómo se abordan?
El mayor desafío al que se enfrenta el Vertical Farming a día de hoy es, sin lugar a dudas, conseguir la rentabilidad. Es un sector muy atractivo de cara a inversores debido a la alternativa que supone al cultivo tradicional, especialmente cuando nos referimos al uso eficiente de fertilizantes y agua junto con la enorme productividad por metro cuadrado que atesora. Sin embargo, en el último año se ha visto cómo empresas del sector con una gran inversión detrás han tenido que cesar su actividad total o parcialmente tras escalar sus operaciones sin validar primero sus unidades económicas. De este modo, se han topado con un sistema no rentable y con una gran masa de empleados e instalaciones que suponen una mochila de costes que no pueden afrontar por mucho que exista una gran inversión por detrás.
¿Cómo se afrontaría este desafío? No existe una verdad absoluta con respecto a este problema. Aquellas empresas que presentan mayores indicios de éxito en el sector son las que ponen el foco en automatizar sus operaciones de manera eficiente y no ampliar en exceso el abanico de productos a comercializar, ya que todos ellos requieren una optimización y un control muy exhaustivos.
¿Cuáles son los cultivos más adecuados y cómo se ajustan las condiciones para satisfacer las necesidades de cada planta?
En líneas generales, los cultivos idóneos en agricultura vertical son los vegetales de hoja, debido a su buen encaje en los sistemas más comúnmente empleados y la relativa facilidad que conlleva automatizar sus procesos de trasplante y cosecha, entre otros.
Como aproximación inicial, se debe realizar una revisión extensa de la bibliografía relativa al cultivo de interés, de modo que se contraste en varias fuentes las condiciones de cultivo más óptimas. Sin embargo, cada sistema tiene sus peculiaridades que lo hacen diferente a los demás. Así, el ajuste de las condiciones es complejo, ya que todos los factores implicados en el desarrollo de las plantas interactúan entre sí. Por ello, una vez definidas las condiciones de partida es recomendable ajustar una por una las demás condiciones y estudiar el impacto que tiene sobre las demás, para conseguir la receta ideal.
¿Cuáles serían las consideraciones clave para implementar sistemas de hidroponía o similares en iniciativas de agricultura urbana comunitaria y qué beneficios podría aportar a la comunidad en términos de educación, empleo y acceso a alimentos frescos?
Desde mi punto de vista, es imprescindible que las modalidades de agricultura urbana que se instalen en la comunidad permitan integrar a personas de cualquier rango de edad o con una diversidad funcional de cualquier tipo, de manera que se pueda integrar a la comunidad al completo en la iniciativa. Una actividad con tantas fases como es la agricultura, conlleva que sea necesario un trabajo en equipo muy enriquecedor a nivel educativo y de cohesión de la comunidad. Por otro lado, genera empleo en su área de influencia y permite a su vez que los miembros de la comunidad puedan alimentarse de sus propios cultivos de calidad y ausentes de pesticidas. Sin ir más lejos, nuestra formación respecto al primer sistema de Néboda fue impartida in situ en un barrio de Miami con pocos recursos. Ahí, la comunidad participaba en las tareas de cultivo y los productos obtenidos iban a parar al comedor social del barrio.
¿Cuál es tu visión sobre el futuro del urban farming y el cultivo hidropónico una solución sostenible para promover la autosuficiencia alimentaria en las ciudades?
Teniendo en cuenta las perspectivas de futuro a nivel climático, el urban farming y el cultivo hidropónico cobrarán cada vez una mayor importancia al ser modalidades que emplean los recursos hídricos de manera muy eficiente. No me cabe duda de que serán recursos clave de cara a la autosuficiencia alimentaria al promover una producción y consumo locales.
¿Cuáles serían las ventajas económicas y ambientales de implementar sistemas hidropónicos en áreas urbanas densamente pobladas?
Las regiones con densidades de población muy elevadas carecen, en líneas generales, de suelo fértil cultivable. Por dicho motivo requieren importar grandes volúmenes de producto desde regiones alejadas de la misma, con lo que ello supone a nivel de emisiones de CO2 y otros gases nocivos para el ambiente. Por otro lado, a nivel económico la hidroponía permite a estas áreas urbanas generar empleo en su zona y dinamizar la economía de la región, no solo a nivel del empleo directo que crea la empresa sino también la cantidad de empleos indirectos que derivan de las relaciones de la empresa con sus proveedores y clientes en su región.
Considerando la importancia creciente de la sostenibilidad y circularidad, se está explorando el uso de abonos procedentes de insectos, ¿consideras que estos tipos de abonos podrían ser utilizados en sistemas de hidropónicos? ¿Cuáles serían los beneficios y desafíos asociados con su aplicación en este contexto?
A día de hoy, el mayor escollo para el empleo de abonos procedentes de insectos en hidroponía es su baja solubilidad. Esta característica supone que el abono no se mezcle correctamente en la solución acuosa y la bomba de riego no pueda distribuir uniformemente el abono y, como consecuencia, el cultivo sufrirá deficiencias. Además, a nivel sistema, aquellos cuya distribución de riego se realice a través de conductos estrechos corren el riesgo.
Sin embargo, en nuestras investigaciones en la Universidad de Vigo ya hemos probado el guano de Verme Ditoso aplicándolo de manera que no tuviese que ser distribuido para que su aplicación fuese lo más homogénea posible. Los resultados obtenidos han sido muy prometedores. A pesar de que no se han detectado diferencias significativas a nivel de desarrollo con respecto al tratamiento control, el abono ha aumentado en un 250% la capacidad antioxidante de los cultivos de albahaca, siendo así un producto incluso más saludable. Así, hemos concluido que estos abonos tienen un gran potencial en el campo de los cultivos hidropónicos, y alcanzarán una mayor cota de mercado cuando se puedan solubilizar.
¿Qué os ha parecido este mundo de la agricultura vertical? Esperamos que os haya interesado tanto como a nosotros. Seguid de cerca a Néboda Farms, porque estamos convencidas de que su proyecto va a dar mucho que hablar.
Mil gracias Samuel ❤️.